Sabemos que dormir es una necesidad biológica primordial. Dormir nos permite que recuperemos nuestras funciones físicas y psicológicas para poder funcionar adecuadamente al siguiente día.
Es fácil reconocer lo que sucede cuando no dormirnos apropiadamente. Sin una noche de sueño reparador nuestro cuerpo se debilita, nuestra atención, memoria, aprendizaje, y control de impulsos se ven afectados por tanto la salud en general se puede poner en riesgo si el sueño se descuida de manera crónica.
Y esto es especialmente relevante durante la infancia, ya que los niños tienen sus propias necesidades de sueño para poder obtener un desarrollo saludable de su cuerpo y cerebro. Por lo que no solo debemos cuidar la cantidad de horas de sueño, sino también la calidad del mismo.
Aquí te dejamos un listado de algunos elementos y comportamientos que pueden interferir con la calidad del sueño:
- Luces artificiales:
La exposición a estas luces durante la noche puede indicarle al cuerpo que aún no es hora de dormir, ya que la oscuridad es lo que permite que nuestro organismo libere la hormona del sueño “melatonina”.
- Los hábitos de los padres:
Se ha demostrado que los padres que priorizan el sueño en sus vidas tienden a tener hijos que duermen mejor. Dar nuestro ejemplo y ser consistentes con las rutinas realmente hace la diferencia en cuanto a la calidad del sueño de nuestros hijos.
- Poca exposición a la naturaleza:
Estar encerrados 24h entre cuatro paredes puede ser tóxico. Nuestros hijos (y nosotros) necesitamos estar al aire libre, recibir la luz del sol, respirar aire puro y si es posible ponernos en contacto con la naturaleza.
- Exposición a pantallas:
Las pantallas son el principal enemigo del sueño. En los niños lo ideal es evitarlas al menos 2 horas antes de dormir, ya que éstas afectan la cantidad y calidad del sueño de nuestros hijos (y de nosotros mismos). Al ver pantallas antes de dormir nuestro cerebro permanece activo, la luz hace que la melatonina baje, lo cual aumenta las probabilidades de tener un niño que no quiera dormir, o que tenga un sueño muy movido y con pesadillas nocturnas.
- Aparatos electrónicos dentro de la habitación:
No solo por las luces que pueden interferir con la producción de melatonina, sino también por las ondas electromagnéticas que transmiten y que interfieren con nuestras propias ondas de sueño. Mientras menos aparatos electrónicos tengamos dentro de la habitación, experimentaremos un mejor descanso.
- Poca actividad física:
Los niños y los adultos tenemos una cuota de energía que debemos de agotar, hacer ejercicio, caminar, y mantenernos en movimiento es saludable para nuestro cuerpo. Por lo tanto, es necesario incluir actividades físicas en la rutina de nuestros hijos como salir a caminar, natación, deportes, etc.
- Comer alimentos sólidos justo antes de dormir:
Por alguna razón u otra tenemos la idea errónea de que los niños deben de comer mucho antes de dormir para que duerman mejor. Pero realmente lo ideal es que nuestros hijos, al igual que nosotros, cenen, hagan la digestión y luego se vayan a dormir. La cena debería ocurrir mínimo 1 hora y media antes de dormir. Sin embargo, es importante recordar que los bebés que aún toman leche sí pueden tomarla justo antes de dormir.