Juegos agresivos ¿si o no?

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Juegos agresivos ¿si o no?

 

Por Isabella paz .
Terapeuta Psicomotriz
www.felicesjugando.com  

Cuando se trata de jugar, los padres y madres animan a sus hijos con placer.  Sin embargo si se trata de juegos agresivos, dudan, los prohiben, se vuelven resistentes.

Si un niño no tiene acceso a un arma de juguete o espada, tomará cualquier objeto (incluso sus dedos) para convertirlos en armas. Si se les da figuritas (estilo playmobil) rápidamente los organizará en malos y buenos y realizará un gran combate con ellos.

La agresividad es una energía necesaria para el desarrollo afectivo del ser humano, que permite afirmar su personalidad. En los niños surge a temprana edad a partir de las exigencias que le impone el entorno. En la medida que crece se enfrenta al NO del adulto, a quien vive como un ser todopoderoso que ejerce su dominio sobre él. De esta manera, tiene que ir aprendiendo a posponer su deseo, someterse a la voluntad del adulto y manejar la frustracion.

El juego permite a los niños a exteriorizar sus conflictos, evacuar sus angustias. Es una herramienta del desarrollo infantil para “hacer como si” y aliviar el stress, favoreciendo sus capacidades psicosociales. Le sirve para defenderse del drama de la realidad.

Es así como los niños se interesan por objetos y figuras de poder, animales devoradores (tiburones, dinosaurios, cocodrilos..), superheroes, juegos de guerra, luchas, etc.

A través de estos juegos el niño expresa su pulsión de agresividad. Descubre el poder de hacer daño, pero también el de proteger. Coincide con el descubrimiento de su identidad sexual. Los sables, pistolas, espadas, son representaciones fálicas que permiten ubicarse como varón, atacar a los “malos” y proteger a su mamá.

Si el niño descarga su agresividad en estos juegos,  tendrá menos ganas de utiliar sus puños en otro espacio. El juego le permite integrar la ley de no hacer daño real , ya que el distingue la realidad del juego.

Beneficios de estos juegos de identificación al agresor:

Desarrollar capacidades de empatía, compasión por el débil.

  • Vivir en el juego lo que no vive en la realidad, el poder.
  • Dominar el miedo y la cólera.
  • Controlar su impulsividad, controlando su fuerza para no lastimar a los demás en el juego.
  • Permite integrar la ley, porque si maltrato a otro no van a jugar conmigo. El placer de jugar con los demás hace que el niño integre la ley más facilmente.
  • Desarrollar la confianza en sí mismo.
  • Comprender el misterio de la vida y de la muerte
  • Le permite tomar retos, superarse a si mismo, vivir victorias.

Recuerde:

La agresividad que no jugada en un entorno de placer corre el riesgo de pasar a la agresión, a la violencia contra otro. La agresividad que no se juega, se actúa.

Recomendaciones:

No prohibir expresar la agresividad pues el niño puede reprimirla totalmente y convertirse en un ser pasivo. En la vida colectiva no logrará defenderse.

  • No rechazar estos juegos por temor a que su hijo desarrolle un carácter violento o dominador. Si se rechazan puede desequilibirar la personalidad.
  • Poner algunos limites en los juegos, no dar golpes en el cuerpo.
  • Los golpes deben ser suave no duros, solo en las piernas por ejemplo.
  • Limitar el tipo de material del que estan hechos los juguetes: espadas de foam, o palos de piscina de floter, objetos blandos que no hacen daño. Etc.
  • Explicar que no se puede hacer daño al otro, que si se hace daño ya no es juego, porque el juego es hacer “como sI”.