Tradicionalmente nos han hecho pensar al punto de normalizar que la crianza debe ser rígida, sin contacto y desapegada.
Todo esto lejos de la necesidad real que tienen los niños, niñas y adolescentes quienes en realidad lo que deben ver y sentir por parte de los adultos es cercanía emocional, límites claros, respeto y acompañamiento ante las adversidades que los hacen generar herramientas para enfrentar la vida.
El afecto que damos a nuestros hijos genera en ellos seguridad que al final de todo se traduce en autoconfianza. Una vez leí que “El amor y la comprensión ayudará a nuestros hijos a formarse como seres más amados que sabrán dar amor a los demás, sentirse aceptado” lo que quiere decir que de la relación que tengan nuestros hijos con nosotros dependerá su relación con el mundo.
El ajetreo del día a día en ocasiones no nos permite DETENERNOS a escuchar a nuestros hijos e incluso a nuestra pareja; y eso es lo que nos hace en muchas ocasiones distantes de nuestra familia. Lo recomendable es ponerle UNA FINA ATENCIÓN A CADA DETALLE, tener presente, celebrar y resaltar los logros de nuestros hijos e hijas y poder acompañarles en sus frustraciones, situaciones y procesos de aprendizaje.
Dentro del concepto “criar desde el amor” no podemos olvidarnos de los límites. Los niños, niñas y adolescentes NECESITAN LÍMITES CLAROS para no confundirse en su crecimiento, lo interesante de esto es generar momentos para conversar acerca de las normas, llegar a acuerdos, no imponer sino tomar en cuenta la opinión y la expectativa que tienen los niños sobre lo que se acordará. Debemos recordar que Su hijo se portará mejor si todas las personas que lo cuidan respaldan las reglas, acuerdos y límites de la misma manera.
Recuerda siempre decirles a diario lo importante que son para ti y lo mucho que los amas, lo valioso que es tenerlos en nuestras vidas y lo orgulloso que nos sentimos siendo sus padres. Tus hijos merecen escucharlo de ti.