La Mastitis Puerperal
Por: Amalia Bobadilla
El proceso de lactar es natural de toda madre, en muchas veces satisfactorio. La madre sin problema alguno lacta su bebé sin mayores contratiempos. No hay molestias, hay buena producción, no hay dolor.
Sin embargo, muchas veces ese mismo proceso se ve perjudicado por la Mastitis Puerperal que es un proceso inflamatorio mamario ocasionado por una infección bacteriana. Aunque se puede presentar en mujeres que no están lactando es más frecuente observarla durante el período de lactancia materna.
La mastitis puede ocurrir en cualquier fase de la lactancia, pero es mucho más común durante el primer mes, de diez a 28 días después del nacimiento del bebé. A pesar de esto, la frecuencia con que se manifiesta es bastante baja: 1-3 casos por cada 100 mujeres.
Dentro de los síntomas principales son: dolor, enrojecimiento e inflamación del seno afectado, que generalmente se acompaña de fiebre mayor a 38º y pueden asociarse nauseas, vómitos y dolor de cabeza. Si no se trata oportunamente, la mastitis, puede evolucionar con la formación de un absceso que necesita ser drenado quirúrgicamente.
Algunas medidas para evitar la Mastitis Puerperal:
- Aseo frecuente del pezón y la areola con agua. No uses jabones ni alcohol ya que se puede resecar la piel eliminando la grasa natural que ella produce.
- Amamanta frecuentemente a tu bebé.
- No uses sostenes o brasieres excesivamente apretados.
- Si vas a trabajar, saca la leche con el extractor para evitar congestión mamaria.
- Luego de amamantar puedes colocar Vitamina E en cada pezón para ayudar a mantenerlo hidratado: tomas una gotita de vitamina E y la colocas en tu dedo para luego aplicarla sobre ambos pezones.
- Toma muchos líquidos durante el día, el agua es ideal.
Lo más importante es que, La mastitis no le hará ningún daño a tu bebé, aunque puede reducir la cantidad de leche producida en el pecho afectado. Sin embargo, no debes suspender la lactancia porque, a parte de afectar la nutrición de tu bebé, la leche se acumula en tus senos generando más dolor y más riesgo de generar la complicación de la mastitis o un absceso mamario.