Sentimiento de culpa en las madres.
Sentirse culpable como mamá es un sentimiento muy común, especialmente entre las primerizas. Lo que más le preocupa a la mayoría es la cantidad de tiempo que le dedican a sus hijos y familias. La sensación de culpa no discrimina edad, estatus social ni ocupación. En algunos casos estos sentimientos pueden resultar útil para incrementar el nivel de conciencia sobre las prioridades, reevaluar las habilidades y limitaciones e identificar las fuentes de ayuda y apoyo. Sentir culpa es un recordatorio de que somos humanos sensibles y atentos a nuestras necesidades y a las de nuestras familias. La clave está en reconocer el sentimiento, expresarlo y controlarlo buscando soluciones.
- Dejar al bebé en la guardería: Se siente como si se estuviera abandonando al bebé. La culpa viene por querer o necesitar ir a trabajar y tener que dejarlo en un centro o con una persona o familiar. Y la verdad es que aunque la madre es absolutamente necesaria para la vida y el desarrollo de su hijo no es menos cierto que ella se beneficia de realizar otras actividades productivas, educativas o de entretenimiento y el bebé de interactuar con otras personas y ambientes. Lo importante es siempre expresarle mucho amor y cariño, transmitirle seguridad en todo momento, que el tiempo que pasen juntos sea de mucha calidad (en el que se mantenga la atención en la actividad y se disfrute el momento) y hablar con el bebé (decir mami vuelve pronto, te amo con todo mi corazón y vas a quedar en manos seguras y amables). También reduce la culpa elegir un lugar o persona apropiado para el bebé y practicar antes dejándolo por poco tiempo para hacer una diligencia corta así ambos se acostumbran y la separación prolongada no es de golpe. Y pensar que se deja por un tiempo y para algo importante. Ignorar las criticas de madres que están siempre con sus hijos o buscar apoyo en comunidades de madres que trabajan también ayuda.
- Gritarle a tu hijo: Pareciera como si no lo quisieras. La culpa viene porque después de gritarle te mira asustado y hasta se pone a llorar. La verdad es que todos tenemos momentos de enojo o frustración y vale equivocarse, la clave está en evitar que la perdida de paciencia sea frecuente, (realizando actividades para reducir el estrés, evitando tener expectativas poco reales del comportamiento normal de los niños y buscando información confiable de que esperar para cada edad o situación), después del reclamo calmarse y hablar de lo que pasó para evitar que los sentimientos o emociones negativos se acumulen en ambos y buscar ayuda en caso de necesidad porque no se puede manejar por si mismo después de intentarlo sin éxito. Evitar juzgarse duramente y ver lo que sucedió como una oportunidad de reflexión para mejorar.
- No lactar: pareciera que no quieres lo mejor para tu hijo. La culpa viene por la critica de madres que si lactan, por una reacción alérgica a un tipo de fórmula o por la sugerencia de ésta y la publicidad de lactar. Y la verdad es que hay que reconocer que por diferentes motivos no es posible establecer la LM (poca información o apoyo para lograrla y mantenerla, condiciones médicas (quimio o radio, uso de drogas, VIH/SIDA, tuberculosis no tratada, uso de esteroides, otras) o una separación prolongada). Pensar que hay una causa justificada o que hiciste todo lo que estuvo a tu alcance y proveerle una fórmula que se adecue a él ayuda a reducir o eliminar la sensación de culpa.
- Usar la TV como niñera: Mientras haces los quehaceres domésticos o para descansar un poco sientes culpa porque sabes que los expertos recomiendan que los niños menores de 2 años no vean televisión por el mejor desarrollo de su cerebro. También cuando ver lo mucho que ellos la disfrutan o como se concentran en verla. La clave está la moderación en el tiempo total de verla, en la calidad del contenido y en quien los acompaña. Hay guías de recomendación por edad.
- Dar comida poco saludable: Sientes culpa porque estás cansada o llegaste tarde y les dar esas comidas y ves como disfrutan los dulces, refrescos, hamburguesa o papas fritas sientes culpa porque sabes que hay un riesgo potencial. También porque recuerdas que tu madre no te las dio de comer o encuentras críticas en otras madres. Nueva vez la clave es la moderación y elegir las opciones menos dañinas. Organizar las comidas del día y la semana es buena ayuda para evitar improvisar y establecer una alimentación saludable desde el inicio para evitar que se establezcan malos hábitos.
- No comprarle todo lo que desean: La culpa viene cuando lloran por lo que quieren o porque recibes criticas por no hacerlo, ya sea por que no tienes los recursos o porque no lo crees necesario. Es importante pensar, para enseñarles luego a ellos, que no es posible ni necesario tener todo lo que vemos o lo que se nos ofrecen (vivimos en una época y sociedad de consumo en la que no compramos por necesidad sino por vanidad). Dar todo el amor y atención posible reduce la culpa por no dar cosas materiales. Mantener en la mente las prioridades o que cuando sea la mejor oportunidad se comprará X cosa ayuda a evitar sentir culpa. Ignorar las críticas también ayuda.
En general recordar:
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Que somos madres en construcción aprendiendo sobre la marcha para mejorar la obra.
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Que está bien no saber de todo, cansarse, frustrarse, estresarse y pedir ayuda.
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Que es necesario realizar diferentes actividades por el bienestar de nuestras familias.
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Que es posible ser madres felices y plenas que disfrutan su maternidad y vida cotidiana.
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Que debemos mantener nuestra fe y esfuerzo para que las cosas funciones lo mejor posible.
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Que vivimos en un mundo de realidades no de ideales y que hacemos lo que podemos con lo que tenemos.
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Vivir un día a la vez, no pensar en lo que pasó que no podemos cambiar ni en lo que pasará que no está en nuestro control. Para evitar que el tiempo pase y nos sintamos que lo desaprovechamos.