A menudo, nosotros los padres estamos en modo “piloto automático” solucionando los conflictos en el hogar sin pararnos a pensar qué necesita realmente nuestro hijo/a, qué le ocurre, qué trata de decirnos o qué hay detrás del mal comportamiento.
Antes de apresurarnos a tomar alguna decisión y accionar, vamos a sentarnos y analizar las actitudes que están teniendo nuestros hijos/as. La conexión que podamos tener con ellos/as es un vínculo vital que puede perdurar por siempre, por tal razón, cultivarla es de gran importancia, pero ¿Cómo hacerlo?
- Dedicarles un “buen tiempo”: Esta es una pieza clave, porque invertir tiempo en alguien, es la mejor forma de conocerlo/a. Nada hará sentir más seguro a tu hijo/a que tenerte cerca y presente. Inicia conversaciones nocturnas con ellos/as, mira una película, y todo aquello que les permita estar más juntos. En este buen tiempo, lo importante no es cuánto “tiempo”, lo importante es que estés presente.
- Abrazos y besos: Los abrazos relajan a nuestros hijos. Les ayudan a liberar emociones negativas, refuerzan los vínculos, relajan músculos, reducen el estrés (reduciendo cortisol en nuestro cuerpo, y aumentando la serotonina y dopamina, generando bienestar y tranquilidad), transmiten seguridad y ayudan a la autoestima.
Tal vez no seas el tipo de persona que demuestra sus afectos con toque físico, tal vez no fue lo que te inculcaron tus padres, pero hoy tienes el chance de pasar la página, e iniciar poco a poco con tus propios hijos/as.
- Cuidar la comunicación verbal. El tono de voz, debes ser amable. Entiendo que en ocasiones pensamos que aplicar nuestro rol con “autoridad” significa: gritar y amenazar, pero esto no representa nada sano en nuestra relación con los niños/as, por el contrario, los impulsa a alejarse de nosotros, por temor a que les hablemos mal cuando comenten algo indebido.
Una cosa es indicarle sus deberes con firmeza, otra muy distinta que se las indiquemos con rudeza y palabras inadecuadas. Nuestros hijos/as son sensibles a esas cosas, y puede significar que disminuya su confianza.
- Prestarles más atención: Nada se siente mejor, que cuando alguien recuerda algo importante que le comentaste una vez o que celebre contigo tus pequeñas victorias. Cuando tengas una conversación con tus hijos/as, procura en verdad prestarles la debida atención, que sientan que los escuchas aumentará muchísimo sus ganas de contarte más y más cosas. Haz preguntas curiosas, interésate genuinamente.
- Interésate por las cosas que les gustan: A veces pensamos que somos los adultos quienes enseñan a los niños y no somos capaces de ver y recibir el mar de aprendizaje que un niño puede traer a nuestras vidas. Fíjate en sus pasatiempos favoritos, e intenta involucrarte sutilmente.
Tómate el tiempo necesario Mamá/Papá, nada que se siembra hoy se cosecha también hoy. Todo tiene su tiempo, y es más importante que des pasos pequeños pero que sean en verdad certeros y constantes.